UTIEL: ADOLESCECNCIA EN MEDIO DE SEGREGACIÓN Y ACRITUD RELIGIOSA.


El internado de Utiel funcionó como uno de tantos del franquismo. Tanto catolicismo y el terrible maltrato que recibió durante los primeros años, con castigos físicos de una violencia extrema, favoreció el marcado ateísmo de Alfonso. Llegó allí por los esfuerzos de Doña Carmen de darle la mejor educación posible, abriendo así el camino para que, aun siendo huérfano de padre, tuviera opción de entrar en la Universidad. El colegio del Beato Gálvez, al que podían acceder los huérfanos del Cuerpo de Telégrafos con buenas calificaciones escolares y previo examen, era privado y gestionado por los padres franciscanos de las órdenes menores. Sustituía al antiguo Colegio de la Benéfica de Telégrafos, creado antes de la guerra al constituirse el nuevo Cuerpo de telégrafos, que fue vendido  durante el franquismo, huyendo su responsable al extranjero con el dinero.
Aquel adoctrinamiento, castigador, reglado, incuestionable, segregacionista para los becarios respecto a los de pago, fortaleció el espíritu crítico y rebelde de Alfonso. Los curas debían sopesar, cada dos por tres, cómo tolerar al ciervo descarriado pero destacado en tantas disciplinas, que no convenía tampoco sancionar más, puesto que “a quien brilla con luz propia, nadie lo puede apagar”, al decir del cantautor cubano Silvio Rodríguez.
Pablo Kaplún H. con precisiones a solicud de Alfonso del Val. (*) Doña Carmen: madre de Alfonso
Esta fue la Nota 6 sobre Infancia de Alfonso, Descubrimiento del valor de la palabra hecha discurso
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